VI
=Donde se ve que puede surgir la desavenencia cuando menos se espera=
De subito se presento el Sr. D. Cayetano Polentinos, hermano politico de dona Perfecta, el cual entro con los[5] brazos abiertos, gritando:
--Venga aca, Sr. D. Jose de mi alma.
Y se abrazaron cordialmente. D. Cayetano y Pepe se conocian, porque el distinguido erudito y bibliofilo solia hacer excursiones a Madrid cuando se anunciaba almoneda[10] de libros, procedente de la testamentaria de algun _buquinista_. Era D. Cayetano alto y flaco, de edad mediana, si bien el continuo estudio o los padecimientos le habian desmejorado mucho; se expresaba con una correccion alambicada que le sentaba a las mil maravillas, y era carinoso y amable, a[15] veces con exageracion. Respecto de su vasto saber, ?que puede decirse sino que era un verdadero prodigio? En Madrid su nombre no se pronunciaba sin respeto, y si D. Cayetano residiera en la capital, no se escapara sin pertenecer, a pesar de su modestia, a todas las academias[20] existentes y por existir. Pero el gustaba del tranquilo [aislamiento,] y el lugar que en el alma de otros tiene la vanidad, tenialo en el suyo la pasion pura de los libros, el amor al estudio solitario y recogido, sin otra ulterior mira y aliciente que los propios libros y el estudio mismo.
[25] Habia formada en Orbajosa una de las mas ricas bibliotecas que en toda la redondez de Espana se encuentran, y dentro de ella pasaba largas horas del dia y de la noche, compilando, clasificando, tomando apuntes y entresacando diversas suertes de noticias preciosisimas, o realizando 34 quizas algun inaudito y jamas sonado trabajo, digno de tan gran cabeza. Sus costumbres eran patriarcales; comia poco, bebia menos, y sus unicas calaveradas consistian en[5] alguna merienda en los Alamillos, en dias muy sonados, y paseos diarios a un lugar llamado Mundogrande, donde a menudo eran desenterradas del fango de veinte siglos medallas romanas y pedazos de arquitrabe, extranos plintos de desconocida arquitectura y tal cual anfora o cubicularia[10] de inestimable precio.
Vivian D. Cayetano y dona Perfecta en una armonia tal, que la paz del Paraiso no se le igualara. Jamas rineron. Es verdad que el no se mezclaba para nada en los asuntos de la casa, ni ella en los de la biblioteca mas que para[15] hacerla barrer y limpiar todos los sabados, respetando con religiosa admiracion los libros y papeles que sobre la mesa y en diversos parajes estaban de servicio.
Despues de las preguntas y respuestas propias del caso, D. Cayetano dijo:
[20] --Ya he visto la caja. Siento mucho que no me trajeras la edicion de 1527. Tendre que hacer yo mismo un viaje a Madrid.... ?Vas a estar aqui mucho tiempo? Mientras mas, mejor, querido Pepe. iCuanto me alegro de tenerte aqui! Entre los dos vamos a arreglar parte de mi biblioteca[25] y a hacer un indice de escritores de la Gineta. No siempre se encuentra a mano un hombre de tanto talento como tu.... Veras mi biblioteca.... Podras darte en ella unos atracones de lectura.... Todo lo que quieras.... Veras maravillas, verdaderas maravillas, tesoros inapreciables,[30] rarezas que solo yo poseo, solo yo.... Pero, en fin, me parece que ya es hora de comer, ?no es verdad, Jose? ?No es verdad, Perfecta? ?No es verdad, Rosarito? ?No es verdad, Sr. D. Inocencio?... hoy es usted dos veces Penitenciario: digolo porque nos acompanara usted a hacer penitencia. El canonigo se inclino, y sonriendo mostraba 35 simpaticamente su aquiescencia. La comida fue cordial, y en todos los manjares se advertia la abundancia desproporcionada de los banquetes de pueblo, realizada a costa de la variedad.[5] Habia para atracarse doble numero de personas que las alli reunidas. La conversacion recayo en asuntos diversos.
--Es preciso que visite usted cuanto antes nuestra catedral--dijo el canonigo.--iComo esta hay pocas, Sr. D. Jose!... Verdad es que usted, que tantas maravillas[10] ha visto en el extranjero, no encontrara nada notable en nuestra vieja iglesia.... Nosotros los pobres patanes de Orbajosa la encontramos divina. El maestro Lopez de Berganza, racionero de ella, la llamaba en el siglo XVI _pulchra augustina_.... Sin embargo, para hombres de tanto[15] saber como usted, quiza no tenga ningun merito, y cualquier mercado de hierro sera mas bello.
Cada vez disgustaba mas a Pepe Rey el lenguaje ironico del sagaz canonigo; pero resuelto a contener y disimular su enfado, no contesto sino con palabras vagas. Dona Perfecta[20] tomo en seguida la palabra, y jovialmente se expreso asi:
--Cuidado, Pepito; te advierto que si hablas mal de nuestra santa iglesia, perderemos las amistades. Tu sabes mucho y eres un hombre eminente que de todo entiendes;[25] pero si has de descubrir que esa gran fabrica no es la octava maravilla, guardate en buen hora tu sabiduria y no nos saques de bobos....
--Lejos de creer que este edificio no es bello--repuso Pepe--lo poco que de su exterior he visto me ha parecido[30] de imponente hermosura. De modo, senora tia, que no hay para que asustarse; ni yo soy sabio ni mucho menos.
--Poco a poco--dijo el canonigo, extendiendo la mano y dando paz a la boca por breve rato para que, hablando, descansase del mascar.--Alto alla: no venga usted aqui haciendose el modesto, Sr. D. Jose, que hartos estamos de 36 saber lo muchisimo que usted vale, la gran fama de que goza y el papel importantisimo que desempenara donde quiera que se presente. No se ven hombres asi todos los[5] dias. Pero ya que de este modo ensalzo los meritos de usted....
Detuvose para seguir comiendo, y luego que la sin hueso quedo libre, continuo asi:
--Ya que de este modo ensalzo los meritos de usted,[10] permitaseme expresar otra opinion con la franqueza que es propia de mi caracter. Si, Sr. D. Jose: si, Sr. D. Cayetano; si, senora y nina mias; la ciencia, tal como la estudian y la propagan los modernos, es la muerte del sentimiento y de las dulces ilusiones. Con ella la vida del espiritu se amengua;[15] todo se reduce a reglas fijas, y los mismos encantos sublimes de la Naturaleza desaparecen. Con la ciencia destruyese lo maravilloso en las artes, asi como la fe en el alma. La ciencia dice que todo es mentira y todo lo quiere poner en guarismos y rayas, no solo _maria ac terras_, donde[20] estamos nosotros, sino tambien _caelumque profundum_, donde esta Dios... Los admirables suenos del alma, su arrobamiento mistico; la inspiracion misma de los poetas, mentira. El corazon es una esponja, el cerebro una gusanera.
Todos rompieron a reir, mientras el daba paso a un trago[25] de vino.
--Vamos, ?me negara el Sr. D. Jose--anadio el sacerdote--que la ciencia, tal como se ensena y se propaga hoy, va derecho a hacer del mundo y del genero humano una gran maquina?
[30] --Eso segun y conforme--dijo D. Cayetano.--Todas las cosas tienen su pro y su contra.
--Tome usted mas ensalada, senor Penitenciario--dijo dona Perfecta.--Esta cargadita de mostaza, como a usted le gusta.
Pepe Rey no gustaba de entablar vanas disputas, ni era 37 pedante, ni alardeaba de erudito, mucho menos ante mujeres y en reuniones de confianza; pero la importuna verbosidad agresiva del canonigo necesitaba, segun el, un correctivo.[5] Para darselo le parecio mal sistema exponer ideas que, concordando con las del canonigo, halagasen a este, y decidio manifestar las opiniones que mas contrariaran y mas acerbamente mortificasen al mordaz Penitenciario.
--Quieres divertirte conmigo--dijo para si.--Veras[10] que mal rato te voy a dar.
Y luego anadio en voz alta:
--Cierto es todo lo que el senor Penitenciario ha dicho en tono de broma. Pero no es culpa nuestra que la ciencia este derribando a martillazos un dia y otro tanto idolo vano,[15] la supersticion, el sofisma, las mil mentiras de lo pasado, bellas las unas, ridiculas las otras, pues de todo hay en la vina del Senor. El mundo de las ilusiones, que es como si dijeramos un segundo m
undo, se viene abajo con estrepito. El misticismo en religion, la rutina en la ciencia, el[20] amaneramiento en las artes, caen como cayeron los dioses paganos, entre burlas. Adios, suenos torpes, el genero humano despierta y sus ojos ven la claridad. El sentimentalismo vano, el misticismo, la fiebre, la alucinacion, el delirio desaparecen, y el que antes era enfermo hoy esta sano y se goza con[25] placer indecible en la justa apreciacion de las cosas. La fantasia, la terrible loca, que era el ama de la casa, pasa a ser criada.... Dirija usted la vista a todos lados, senor Penitenciario, y vera el admirable conjunto de realidad que ha sustituido a la fabula. El cielo no es una boveda, las[30] estrellas no son farolillos, la luna no es una cazadora traviesa, sino un pedrusco opaco; el sol no es un cochero emperegilado y vagabundo, sino un incendio fijo. Las sirtes no son ninfas, sino dos escollos; las sirenas son focas, y en el orden de las personas Mercurio es Manzanedo; Marte es un viejo barbilampino, el conde de Moltke; 38 Nestor puede ser un senor de gaban que se llama monsieur Thiers; Orfeo es Verdi; Vulcano es Krupp; Apolo es cualquier poeta. ?Quiere usted mas? Pues Jupiter, un[5] Dios digno de ir a presidio si viviera aun, no descarga el rayo, sino que el rayo cae cuando a la electricidad le da la gana. No hay Parnaso, no hay Olimpo; no hay laguna Estigia, ni otros Campos Eliseos que los de Paris. No hay ya mas bajada al infierno que las de la geologia, y este[10] viajero, siempre que vuelve, dice que no hay condenados en el centro de la tierra. No hay mas subidas al cielo que las de la astronomia, y esta a su regreso asegura no haber visto los seis o siete pisos de que hablan el Dante y los misticos y sonadores de la Edad Media. No encuentra sino astros[15] y distancias, lineas, enormidades de espacio y nada mas. Ya no hay falsos computos de la edad del mundo, porque la paleontologia y la prehistoria han contado los dientes de esta calavera en que vivimos y averiguado su verdadera edad. La fabula, llamese paganismo o idealismo cristiano,[20] ya no existe, y la imaginacion esta de cuerpo presente. Todos los milagros posibles se reducen a los que yo hago cuando se me antoja en mi gabinete con una pila de Bunsen, un hilo inductor y una aguja imantada. Ya no hay mas multiplicaciones de panes y peces que las que hace la[25] industria con sus moldes y maquinas y las de la imprenta, que imita a la Naturaleza sacando de un solo tipo millones de ejemplares. En suma, senor canonigo de mi alma, se han corrido las ordenes para dejar cesantes a todos los absurdos, falsedades, ilusiones, ensuenos, sensiblerias y[30] preocupaciones que ofuscan el entendimiento del hombre. Celebremos el suceso.
Cuando concluyo de hablar, en los labios del canonigo retozaba una sonrisilla, y sus ojos habian tomado animacion extraordinaria. D. Cayetano se ocupaba en dar diversas formas, ora romboides, ora prismaticas, a una bolita de pan. 39 Pero dona Perfecta estaba palida y fijaba sus ojos en el canonigo con insistencia observadora. Rosarito contemplaba llena de estupor a su primo. Este se inclino hacia[5] ella, y al oido le dijo disimuladamente en voz muy baja:
--No me hagas caso, primita. Digo estos disparates para sulfurar al senor canonigo.