Read Residence on Earth Page 9


  la muerte está en la escoba,

  es la lengua de la muerte buscando muertos,

  es la aguja de la muerte buscando hilo.

  La muerte está en los catres:

  en los colchones lentos, en las frazadas negras

  vive tendida, y de repente sopla:

  sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,

  y hay camas navegando a un puerto

  en donde está esperando, vestida de almirante.

  ONLY DEATH

  There are lone cemeteries,

  tombs filled with soundless bones,

  the heart passing through a tunnel

  dark, dark, dark;

  like a shipwreck we die inward,

  like smothering in our hearts,

  like slowly falling from our skin down to our soul.

  There are corpses,

  there are feet of sticky, cold gravestone,

  there is death in the bones,

  like a pure sound,

  like a bark without a dog,

  coming from certain bells, from certain tombs,

  growing in the dampness like teardrops or raindrops.

  I see alone, at times,

  coffins with sails

  weighing anchor with pale corpses, with dead-tressed women,

  with bakers white as angels,

  with pensive girls married to notaries,

  coffins going up the vertical river of the dead,

  the dark purple river,

  upstream, with the sails swollen by the sound

  of death,

  swollen by the silent sound of death.

  To resonance comes death

  like a shoe without a foot, like a suit without a man,

  she comes to knock with a stoneless and fingerless ring,

  she comes to shout without mouth, without tongue,

  without throat.

  Yet her steps sound

  and her dress sounds, silent, like a tree.

  I know little, I am not well acquainted, I can scarcely see,

  but I think that her song has the color of moist violets,

  of violets accustomed to the earth,

  because the face of death is green,

  and the gaze of death is green,

  with the sharp dampness of a violet leaf

  and its dark color of exasperated winter.

  But death also goes through the world dressed as a broom,

  she licks the ground looking for corpses,

  death is in the broom,

  it is death’s tongue looking for dead bodies,

  it is death’s needle looking for thread.

  Death is in the folding cots:

  in the slow mattresses, in the black blankets

  she lives stretched out, and she suddenly blows:

  she blows a dark sound that swells the sheets,

  and there are beds sailing to a port

  where she is- waiting, dressed as an admiral.

  BARCAROLA

  Si solamente me tocaras el corazón,

  si solamente pusieras tu boca en mi corazón,

  tu fina boca, tus dientes,

  si pusieras tu lengua como una flecha roja

  allí donde mi corazón polvoriento golpea,

  si soplaras en mi corazón, cerca del mar, llorando,

  sonaría con un ruido oscuro, con sonido de ruedas

  de tren con sueño,

  como aguas vacilantes,

  como el otoño en hojas,

  como sangre,

  con un ruido de llamas húmedas quemando el cielo,

  sonando como sueños o ramas o Iluvias,

  o bocinas de puerto triste,

  si tú soplaras en mi corazón, cerca del mar,

  como un fantasma bianco,

  al borde de la espuma,

  en mitad del viento,

  como un fantasma desencadenado, a la orilla del mar, llorando.

  Como ausencia extendida, como campana súbita,

  el mar reparte el sonido del corazón,

  lloviendo, atardeciendo, en una costa sola:

  la noche cae sin duda,

  y su lúgubre azul de estandarte en naufragio

  se puebla de planetas de plata enronquecida.

  Y suena el corazón como un caracol agrio,

  llama, oh mar, oh lamento, oh derretido espanto

  esparcido en desgracias y olas desvencijadas:

  de lo sonoro el mar acusa sus sombras recostadas,

  sus amapolas verdes.

  Si existieras de pronto, en una costa lúgubre,

  rodeada por el día muerto,

  frente a una nueva noche, llena de olas,

  y soplaras en mi corazón de miedo frío,

  soplaras en la sangre sola de mi corazón,

  soplaras en su movimiento de paloma con llamas,

  sonarían sus negras sílabas de sangre,

  crecerían sus incesantes aguas rojas,

  y sonaría, sonaría a sombras,

  sonaría como la muerte,

  llamaría como un tubo lleno de viento o llanto,

  o una botella echando espanto a borbotones.

  Así es, y los relámpagos cubrirían tus trenzas

  y la lluvia entraría por tus ojos abiertos

  a preparar el llanto que sordamente encierras,

  y las alas negras del mar girarían en torno

  de ti, con grandes garras, y graznidos, y vuelos.

  Quieres ser el fantasma que sople, solitario,

  cerca del mar su estéril, triste instrumento?

  Si solamente llamaras,

  su prolongado son, su maléfico pito,

  su orden de olas heridas,

  alguien vendría acaso,

  alguien vendría,

  desde las cimas de las islas, desde el fondo rojo del mar,

  alguien vendría, alguien vendría.

  Alguien vendría, sopla con furia,

  que suene como sirena de barco roto,

  como lamento,

  como un relincho en medio de la espuma y la sangre,

  como un agua feroz mordiéndose y sonando.

  En la estación marina

  su caracol de sombra circula como un grito,

  los pájaros del mar lo desestiman y huyen,

  sus listas de sonido, sus lúgubres barrotes

  se levantan a orillas del océano solo.

  BARCAROLE

  If only you would touch my heart,

  if only you would put your mouth on my heart,

  your delicate mouth, your teeth,

  if you would put your tongue like a red arrow

  there where my dusty heart beats,

  if you would blow on my heart, near the sea, weeping,

  it would sound with a dark noise, with the sound

  of sleepy train wheels,

  like wavering waters,

  like a leafy autumn,

  like blood,

  with a noise of moist flames burning the sky,

  sounding like dreams or branches or rains,

  or foghorns in a dreary port,

  if you would blow on my heart, near the sea,

  like a white ghost,

  at the edge of the foam,

  in the midst of the wind,

  like an unchained ghost, at the edge of the sea, weeping.

  Like an extended absence, like a sudden bell,

  the sea spreads the sound of the heart,

  raining, at nightfall, on a lonely coast:

  night doubtless falls,

  and its mournful shipwrecked-banner blue

  peoples itself with planets of hoarse silver.

  And the heart sounds like a sour snail,

  call, oh sea, oh lament, oh melted fright

  scattered in misfortunes and rickety waves:

  from resonance the sea reveals

  its recumbent shadows, its green poppies.

  If you suddenly existed, on a gloomy coast,

  surrounded by the dead day,

  facing a ne
w night, filled with waves,

  and if you blew on my heart cold with fear,

  if you blew on the lonely blood of my heart,

  if you blew on its flaming dove movement,

  its black bloody syllables would sound,

  its incessant red waters would swell,

  and it would sound, sound of shadows,

  sound like death,

  it would call like a tube filled with wind or weeping,

  or a bottle squirting fright in spurts.

  So it is, and the lightning would cover your tresses

  and the rain would enter through your open eyes

  to prepare the weeping that you silently enclose,

  and the black wings of the sea would wheel around

  you, with great claws, and croakings, and flights.

  Do you want to be the solitary ghost that near the sea

  plays upon its sad and sterile instrument?

  If only you would call,

  its prolonged sound, its malevolent whistle,

  its arrangement of wounded waves,

  someone would perhaps come,

  someone would come,-

  from the peaks of the islands, from the red depths of the sea,

  someone would come, someone would come.

  Somebody would come; play furiously,

  let it sound like the siren of a broken boat,

  like a lament,

  like a whinny in the midst of the foam and the blood,

  like a ferocious water gnashing and echoing.

  In the sea season

  its snail of shadow circles like a shout,

  the sea birds belittle it and fly away,

  its roll call of sounds, its mournful crosspieces,

  rise on the shore of the solitary sea.

  EL SUR DEL OCÉANO

  De consumida sal y garganta en peligro

  están hechas las rosas del océano solo,

  el agua rota sin embargo,

  y pájaros temibles,

  y no hay sino la noche acompañada

  del día, y el día acompañado

  de un refugio, de una

  pezuña, del silencio.

  En el silencio crece el viento

  con su hoja única y su flor golpeada,

  y la arena que tiene sólo tacto y silencio,

  no es nada, es una sombra,

  una pisada de caballo vago,

  no es nada sino una ola que el tiempo ha recibido,

  porque todas las aguas van a los ojos fríos

  del tiempo que debajo del océano mira.

  Ya sus ojos han muerto de agua muerta y palomas,

  y son dos agujeros de latitud amarga

  por donde entran los peces de ensangrentados dientes

  y las ballenas buscando esmeraldas,

  y esqueletos de pálidos caballeros deshechos

  por las lentas medusas, y además

  varias asociaciones de arrayán venenoso,

  manos aisladas, flechas,

  revólveres de escama,

  interminablemente corren por sus mejillas

  y devoran sus ojos de sal destituida.

  Cuando la luna entrega sus naufragios,

  sus cajones, sus muertos

  cubiertos de amapolas masculinas,

  cuando en el saco de la luna caen

  los trajes sepultados en el mar

  con sus largos tormentos, sus barbas derribadas,

  sus cabezas que el agua y el orgullo pidieron para siempre,

  en la extension se oyen caer rodillas

  hacia el fondo del mar traídas por la luna

  en su saco de piedra gastado por las lágrimas

  y por las mordeduras de pescados siniestros.

  Es verdad, es la luna descendiendo

  con crueles sacudidas de esponja, es, sin embargo,

  la luna tambaleando entre las madrigueras,

  la luna carcomida por los gritos del agua,

  los vientres de la luna, sus escamas

  de acero despedido: y desde entonces

  al final del Océano desciende,

  azul y azul, atravesada por azules,

  ciegos azules de materia ciega,

  arrastrando su cargamento corrompido,

  buzos, maderas, dedos,

  pescadora de la sangre que en las cimas del mar

  ha sido derramada por grandes desventuras.

  Pero hablo de una orilla, es allí donde azota

  el mar con furia y las olas golpean

  los muros de ceniza. Qué es esto? Es una sombra?

  No es la sombra, es la arena de la triste república,

  es un sistema de algas, hay alas, hay

  un picotazo en el pecho del cielo:

  oh superficie herida por las olas,

  oh manantial del mar,

  si la lluvia asegura tus secretos, si el viento interminable

  mata los pájaros, si solamente el cielo,

  solo quiero morder tus costas y morirme,

  sólo quiero mirar la boca de las piedras

  por donde los secretos salen llenos de espuma.

  Es una region sola, ya he hablado

  de esta region tan sola,

  donde la tierra está llena de océano,

  y no hay nadie sino unas huellas de caballo,

  no hay nadie sino el viento, no hay nadie

  sino la lluvia que cae sobre las aguas del mar,

  nadie sino la lluvia que crece sobre el mar.

  THE SOUTHERN OCEAN

  Of emaciated salt and imperiled throat

  are made the roses of the solitary sea,

  the water broken nonetheless,

  and fearful birds,

  and there is only night accompanied

  by day, and day accompanied

  by a shelter, by a

  hoof, by silence.

  In the silence the wind grows

  with its single leaf and its battered flower,

  and the sand that has only touch and silence,

  it is nothing, it is a shadow,

  the tread of a wandering horse,

  it is nothing but a wave that time has received,

  because all the waters go to the cold eyes

  of time that watches beneath the ocean.

  Its eyes have already died of dead water and doves,

  and they are two holes of bitter breadth

  through which enter fish with blood-stained teeth

  and whales seeking emeralds,

  and skeletons of pale horsemen undone

  by the slow jellyfish, and besides

  various societies of poisonous myrtle,

  isolated hands, arrows,

  scaly revolvers,

  interminably run along its cheeks

  and devour its eyes of dismissed salt.

  When the moon delivers up its shipwrecks,

  its boxes, its dead

  covered with male poppies,

  when into the moon sack fall

  the suits buried in the sea

  with their long torments, their demolished beards,

  their heads that water and pride sought forever,

  in the expanse knees are heard falling

  toward the bottom of the sea, knees brought by the moon

  in its stone sack worn away by tears

  and by the bites of sinister fish.

  It is true, it is the moon descending

  with cruel sponge shakes, it is, nonetheless,

  the moon staggering among the lairs,

  the moon gnawed by the water’s shouts,

  the bellies of the moon, its scales

  of discharged steel: and from then on

  at the end of the Ocean it descends,

  blue and blue, pierced by blues,

  blind blues of blind substance,

  dragging its corrupted cargo,

  divers, planks, fingers,

  fisher of the blood that at the peaks of the sea

  has been spilt by great misfortunes.

 
But I speak of a shore, it is there that the sea

  lashes with fury and the waves smash

  the ashen walls. What is this? Is it a shadow?

  It is not the shadow, it is the sand of the sad republic,

  it is an arrangement of seaweed, there are wings, there is

  a pecking at the breast of heaven:

  oh surface wounded by the waves,

  oh fountain of the sea,

  if the rain assures your secrets, if the interminable wind

  kills the birds, if only the sky,

  I want only to bite your coasts and die,

  I want only to look at the mouths of the stones

  through which the secrets emerge covered with foam.

  It is a solitary region, I have already spoken

  of this so solitary region,

  where the earth is covered with ocean,

  and there is no one but some hoofprints,

  there is no one but the wind, there is no one

  but the rain that falls upon the waters of the sea,

  no one but the rain that grows upon the sea.

  II

  WALKING AROUND

  Sucede que me canso de ser hombre.

  Sucede que entro en las sastrerías y en los cines

  marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro

  navegando en un agua de origen y ceniza.

  El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.

  Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,

  sólo quiero no ver establecimientos

  ni jardines, ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

  Sucede que me canso de mis pies y mis uñas

  y mi pelo y mi sombra.

  Sucede que me canso de ser hombre.

  Sin embargo sería delicioso

  asustar a un notario con un lirio cortado

  o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.

  Sería bello

  ir por las calles con un cuchillo verde

  y dando gritos hasta morir de frío.

  No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,

  vacilante, extendido, tiritando de sueño,

  hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,

  absorbiendo y pensando, comiendo cada día.