Read Residence on Earth Page 25


  Today I think of them, they are all with you!

  From factory to factory, from house to house,

  your name flies like a red bird!

  Praised be your heroes, and each drop

  of your blood, praised

  be the overflowing tide of hearts

  that defend your pure and proud dwelling!

  Praised be the heroic and bitter

  bread that nourishes you, while the doors of time open

  so that your army of people and iron may march, singing

  among ashes and barren plain, against the assassins,

  to plant a rose enormous as the moon

  upon the fine and divine land of victory!

  * * *

  *The fifth anniversary of the (temporary) turning back of the Nationalist army at the gates of Madrid and the twenty-fourth anniversary of the Soviet Union.—D.D.W.

  UN CANTO PARA BOLÍVAR

  Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire

  de toda nuestra extensa latitud silenciosa,

  todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:

  tu apellido la caña levanta a la dulzura,

  el estaño bolivar tiene un fulgor bolivar,

  el pájaro bolivar sobre el volcán bolivar,

  la patata, el salitre, las sombras especiales,

  las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,

  todo lo nuestro viene de tu vida apagada,

  tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,

  tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre.

  Tu pequeño cadaver de capitán valiente

  ha extendido en lo inmenso su metálica forma,

  de pronto salen dedos tuyos entre la nieve

  y el austral pescador saca a la luz de pronto

  tu sonrisa, tu voz palpitando en las redes.

  De qué color la rosa que junto a tu alma alcemos?

  Roja será la rosa que recuerde tu paso.

  Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?

  Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.

  Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?

  Es roja la semilla de tu corazón vivo.

  Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.

  Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella,

  y otra más, hasta el fondo del continente oscuro.

  Y otra mano que tú no conociste entonces

  viene también, Bolivar, a estrechar a la tuya

  de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro,

  de la cárcel, del aire, de los muertos de España

  llega esta mano roja que es hija de la tuya.

  Capitán, combatiente, donde una boca

  grita libertad, donde un oído escucha,

  donde un soldado rojo rompe una frente parda,

  donde un laurel de libres brota, donde una nueva

  bandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora,

  Bolivar, capitán, se divisa tu rostro.

  Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.

  Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.

  Los malvados atacan tu semilla de nuevo,

  clavado en otra cruz está el hijo del hombre.

  Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,

  el laurel y la luz de tu ejército rojo

  a través de la noche de América con tu mirada miran.

  Tus ojos que vigilan más allá de los mares,

  más allá de los pueblos oprimidos y heridos,

  más allá de las negras ciudades incendiadas,

  tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:

  tu ejército defiende las banderas sagradas:

  la Libertad sacude las campanas sangrientas,

  y un sonido terrible de dolores precede

  la aurora enrojecida por la sangre del hombre.

  Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos.

  La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,

  de nuestra joven sangre venida de tu sangre

  saldrán paz, pan y trigo para el mundo que

  haremos.

  Yo conocí a Bolivar una mañana larga,

  en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,

  Padre, le dije, eres o no eres o quién eres?

  Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:

  “Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo.”

  A SONG FOR BOLÍVAR

  Our father who art in the earth, in the water, in the air

  of all our great and silent breadth,

  all bears thy name, father, in our land:

  thy name the sugar cane raises to the sweetness,

  Bolivar tin has a Bolivar brilliance,

  the Bolivar bird over the Bolivar volcano,

  the potato, the saltpeter, the special shadows,

  the currents, the veins of phosphoric stone,

  all that is ours comes from thine extinguished life,

  thy heritage was rivers, plains, bell towers,

  thy heritage is this day our daily bread, father.

  Thy little brave captain’s corpse

  has stretched to immensity its metallic form,

  suddenly thy fingers spread out through the snow

  and the southern fisher suddenly brings to light

  thy smile, thy voice throbbing in the nets.

  What color will be the rose that we lift next to thy heart?

  Red will be the rose that remembers thy step.

  How will the hands be that touch thine ashes?

  Red will be the hands that in thine ashes are born.

  And how is the seed of thy dead heart?

  Red is the seed of thy living heart.

  That is why there is today the circle of hands next to thee.

  Next to my hand there is another and another next to it,

  and still another, to the depths of the dark continent.

  And another hand that thou didst not then know

  comes also, Bolivar, to clasp thy hand

  from Teruel, from Madrid, from the Jarama, from the Ebro,

  from the prison, from the air, from the Spanish dead

  arrives this red hand that is a daughter of thine.

  Captain, fighter, where one mouth

  shouts liberty, where one ear listens,

  where one red soldier smashes a dark forehead,

  where one freeman’s laurel blossoms, where a new

  banner is adorned with the blood of our illustrious dawn,

  Bolivar, captain, thy face is seen.

  Again amid powder and smoke thy sword comes to life.

  Again thy banner has been embroidered with blood.

  The evil ones attack thy seed again,

  nailed to another cross is the son of man.

  But toward hope thy shadow leads us,

  the laurel and the light of thy red army

  across the night of America look with thy look.

  Thine eyes that watch beyond the seas,

  beyond the peoples oppressed and wounded,

  beyond the black burned cities,

  thy voice is born anew, thy hand again is born:

  thine army defends the sacred banners:

  Liberty shakes the bloody bells,

  and a terrible sound of grief precedes

  the dawn reddened by the blood of man.

  Liberator, a world of peace was born in thine arms.

  Peace, bread, the wheat of thy blood were born,

  from our young blood, come from thy blood,

  will come peace, bread and wheat for the world that we

  shall make.

  I came upon Bolivar, one long morning,

  in Madrid, at the entrance to the Fifth Regiment.

  Father, I said to him, are you, or are you not, or who are you?

  And, looking at the Mountain Barracks, he said:

  “I awake every hundred years when the people awake.”

  CANTO A LOS RÍ
OS DE ALEMANIA

  Sobre el Rhin, en la noche, lleva el agua una boca

  y la boca una voz y la voz una lágrima

  y una lágrima corre por todo el Rhin dorado

  donde ya la dulzura de Lorelei no vive,

  una lágrima empapa las cepas cenicientas

  para que el vino tenga también sabor de lágrimas.

  Sobre el Rhin, en la noche, lleva el agua una lágrima,

  una voz, una boca que lo llena de sal.

  Toda la primavera se ha mojado de llanto

  porque el río la cubre de saladas raíces

  y las lágrimas suben al árbol lentamente

  hasta brillar encima como flores de hielo:

  pasa la madre y mira su lágrima en la altura,

  pasa el hombre y su largo silencio ha florecido:

  y el prisionero desde su martirio conoce

  lo que la primavera le dice desde el aire.

  El Elbe ha recorrido toda tu fría tierra:

  algo quiere decirte su lengua congelada,

  calla bajo los puentes de la ciudad extrema

  y habla en los campos, solo, sin decir su mensaje,

  errante y vacilante como un niño perdido.

  Pero el Oder no tiene transparencia ni canto,

  el Oder lleva sangre que no canta ni brilla,

  sangre secreta llevan sus aguas hacia el norte

  y el Océano espera su sangre cada día:

  el viejo río tiembla como una nueva arteria,

  recoge del martirio su testimonio y corre

  para que no se pierda nuestra sangre en la tierra.

  Ya no llevan los ríos un pétalo de frío

  sino la sanguinaria rosa de los verdugos

  y la ilustre semilla del árbol de mañana:

  árbol extraño, mezcla de látigo y laurel.

  Bajo la tierra el agua de la venganza crece

  y la victoria pone los frutos de su parto

  sobre las viejas venas azules de la tierra,

  para que así se lave junto al agua sangrienta

  el corazón del hombre cuando nazca de nuevo.

  Alemania Libre, quién dice

  que no luchas? Tus muertos hablan bajo la tierra.

  Alemania, quién dice que sólo eres la cólera

  del asesino? Y con quién comenzó el asesino?

  No amarraron tus puras manos de piedra un día

  para quemarlas? No levantó el verdugo

  sus primeros incendios

  sobre tu pura frente de música y de frío?

  No rompieron el pétalo más profundo de Europa

  sacándolo con sangre de tu corazón rojo?

  Quién es el combatiente que se atreve

  a tocar tu linaje de dolores?

  Brigadas

  de alemanes hermanos:

  atravesasteis todo el silencio del mundo

  para poner el ancho pecho junto a nosotros,

  vuestras prisiones eran como un río de noche

  que hacia España llevaban vuestra secreta voz,

  porque ésa era la grave patria que defendimos

  de los hambrientos lobos que os mordían el alma.

  La voz de Einstein era una voz de ríos.

  La voz de Heine cantaba como el agua en nosotros.

  La voz de Mendelssohn de las viejas montañas

  bajaba a refrescar nuestras secas gargantas.

  La voz de Thaelmann como un río enterrado

  palpitaba en la arena del combate del hombre,

  y todas vuestras voces de catedral y cauce

  desde las altas peñas de Europa se escuchaban

  caer en una inmensa catarata fluvial.

  Todos los ríos hablan de lo que precipitas.

  Sordas venas de sangre tu territorio cruzan

  y el alma encadenada se sacude en tu tierra.

  Libre Alemania, madre de este río secreto

  que desde el hacha brota, desde la cárcel llega

  refrescando los pasos del soldado invisible:

  en la noche, en la niebla se oye tu voz ahogada

  crecer, unirse, hacerse, repartirse y correr

  y cantar con tu voz antigua el viejo canto.

  Un nuevo río corre profundo y poderoso

  desde tu torturado corazón, Alemania,

  y desde la desdicha sus aguas se levantan.

  La voz seer eta crece junto a las rojas márgenes

  y el hombre sumergido se levanta y camina.

  SONG TO THE RIVERS OF GERMANY

  Upon the Rhine, in the night, the water bears a mouth

  and the mouth a voice and the voice a tear

  and a tear flows all along the golden Rhine

  where Lorelei’s sweetness no longer lives,

  a tear soaks the ashen roots

  so that the wine too may have a taste of tears.

  Upon the Rhine, in the night, the water bears a tear,

  a voice, a mouth that fills it with salt.

  Spring has become all wet with tears

  because the river covers it with salty roots

  and tears climb the tree slowly

  until they shine on top like flowers of ice:

  the mother passes and looks at her tear on high,

  the man passes and his long silence has blossomed:

  and the prisoner from his martyrdom knows

  what spring says to him from the air.

  The Elbe has flowed through all your frozen earth:

  its icy tongue tries to tell you something,

  it goes silent under the bridges at the city’s edge

  and it talks in the fields, alone, without telling its message,

  wandering and hesitant as a lost child.

  But the Oder has no transparency, no song,

  the Oder bears blood that does not sing or shine,

  secret blood its waters bear toward the north

  and Ocean awaits its blood each day:

  the old river trembles like a new artery,

  it gathers from martyrdom its testimony and flows

  so that our blood will not be lost upon the earth.

  The rivers no longer bear a petal of cold

  but the bloody rose of the hangmen

  and the illustrious seed of the tree of tomorrow:

  a strange tree, mixture of scourge and laurel.

  Beneath the earth the water of vengeance swells

  and victory places the fruits of her labor

  upon the old blue veins of the earth,

  so that thus may be washed next to the bloody water

  the heart of man when he is born anew.

  Free Germany, who says

  you are not struggling? Your dead speak beneath the earth.

  Germany, who says that you are only the assassin’s

  anger? And with whom did the assassin begin?

  Did they not tie your pure hands of stone one day

  to burn them? Did the hangman not start

  his first fires

  upon your pure brow of music and frost?

  Did they not crush the deepest petal of Europe

  drawing it all bleeding from your red heart?

  Who is the fighter who dares

  to touch your lineage of sorrows?

  Brigades

  of German brothers:

  you crossed all the silence of the world

  to put your great heart next to us,

  your prisons were like a night river

  that carried toward Spain your secret voice,

  for that was the noble country that we defended

  from the ravenous wolves that were eating away your soul.

  The voice of Einstein was a voice of rivers.

  The voice of Heine sang like water in us.

  The voice of Mendelssohn down from the old mountains

  came to cool our parched throats.

  The voice of Thälmann like a buried river

  throbbed in the arena of man’s combat,

  and all your voices of cathedral and
river bed

  from the lofty cliffs of Europe were heard

  tumbling in an immense fluvial waterfall.

  All the rivers speak of what you hasten.

  Mute veins of blood cross your domains

  and the chained soul is shaken in your earth.

  Free Germany, mother of this secret river

  that gushes from the torch, from the prison comes

  refreshing the steps of the invisible soldier:

  in the night, in the fog your muffled voice is heard

  growing, uniting, shaping, spreading, flowing

  and singing with your ancient voice the old song.

  A new river flows deep and powerful

  from your tortured heart, Germany,

  and from misfortune its waters rise.

  The secret voice grows next to the red banks

  and the sunken man rises up and walks.

  CANTO EN LA MUERTE Y RESURRECCIÓN

  DE LUIS COMPANYS

  Cuando por la colina donde otros muertos siguen

  vivos, como semillas sangrientas y enterradas

  creció y creció tu sombra hasta apagar el aire

  y se arrugó la forma de la almendra nevada

  y se extendió tu paso como un sonido frío

  que caía desde una catedral congelada,

  tu corazón golpeaba las puertas más eternas:

  la casa de los muertos capitanes de España.

  Joven padre caído con la flor en el pecho,

  con la flor en el pecho de la luz catalana,

  con el clavel mojado de sangre inextinguible,

  con la amapola viva sobre la luz quebrada,

  tu frente ha recibido la eternidad del hombre

  entre los enterrados corazones de España.

  Tu alma tuvo el aceite virginal de la aldea

  y el áspero rocío de tu tierra dorada

  y todas las raíces de Cataluña herida

  recibían la sangre del manantial de tu alma,

  las grutas estelares donde el mar combatido

  deshace sus azules bajo la espuma brava,